Experiencias sumisos

El segundo desayuno

El otro día me acordé del desayuno que tuve con Lady Sadira. Fue un encuentro normal, de dos personas que quieren conocerse y ver si existe la química necesaria para encerrarse en una habitación de hotel y dejarse llevar por los instintos más básicos. La química estuvo presente durante todo el rato, al menos yo lo sentí así. Es una mujer abierta, aparentemente vainilla, achuchable e incluso parece vulnerable. Pero entre cada palabra y cada gesto se esconde algo tremendamente morboso. Hablar de strapons y latex en una cafetería rodeados de gente random era curioso y algo excitante. Salí de ese encuentro con ganas de pedir una sesión urgentemente pero mi situación personal (en pareja en horas bajas…) me hacía sentir mal y no acabé de concretar fecha. 

Ahora, meses después y una vez acabada mi relación de pareja me volvió la curiosidad por Lady Sadira. Entré en su OF, miré su IG y exploré su TW. Aquí apareció otro dilema. Me dedico a la comunicación y pensé que sería genial poder ayudar a LS potenciar sus redes, mejorar su contenido y explorar nuevos caminos. Todo sonaba muy bien, juntar dos pasiones: comunicación y BDSM. 

En un primer momento, movido por el morbo que me produce ella,  se me ocurrió pedirle una sesión online pero mientras hablábamos de los detalles se me ocurrió proponerle hacer una sesión de fotos. Después fui más allá y le propuse quedar para ver de que manera puedo ayudarla a crecer en este mundo. No espero nada a cambio, solo sentirme útil para alguien que sin duda lo merece. Hemos quedado el sábado y ya me ha dicho dos cosas que me han puesto nervioso, parece que quiere jugar además de trabajar juntos. 

Estoy nervioso, muy nervioso y eso que aún faltan dos días. Cuando hablo con ella intento ser profesional pero me puede mi condición de sumiso. Intentó responder de inmediato y en momentos dejó de lado otras cosas para atenderla. Con esta mujer, ya sea en persona o cuando me escribe, me siento muy muy vulnerable. Me ha pedido que busque un sitio para hacer un brunch y de momento ya la he cagado con el primero propuesto. Al final ha sido ella quién ha decidido dónde vamos. No sé dónde me estoy metiendo pero lo que siento en la barriga me indica que voy bien. El viernes al mediodía me envió el siguiente mensaje: “Eres muy asiduo a las jaulas de castidad? ¿Cuánto es el máximo periodo de tiempo que lo has llevado ? Mañana a estas hora ya estamos trabajando. Estoy pensando que a las 15:00 empieza mi libertad y debería acabar la tuya” Le contesté que el máximo con jaula habían sido dos semanas. Al llegar a casa le envié una foto de los modelos de jaula que tengo: uno metálico, uno transparente, uno negro y uno rosa. Le encantó el rosa. Me puse la jaula rosa y le avisé de que ya estaba puesta.  La verdad es que es la jaula más incómoda porque no se ajusta bien, pellizca y es fácil que se salga todo. 

El sábado por la mañana, día de la cita, le pedí permiso para cambiar la jaula por las molestias. Empezó a hacer preguntas y cuando era la hora de salir aún no sabía si podía cambiarla así que salí con la rosa y le pedí disculpas por haber pedido el cambio. Llegué al lugar de la cita, un bar del centro, y esperé dentro a que llegase ella. La vi de lejos y pensé que iba muy mona, con un vestido de lino largo pero con abertura de botones. Llevaba unas gafas de sol negras que le otorgaban un halo de misterio y glamour. Nadie diría que detrás de esa imagen de niña buena hay una mente perversa que puede controlarte sin pestañear. Nos saludamos, nos dimos dos besos y le entregué la llave de la jaula mientras pedíamos el desayuno. Me gusta incluir actos perversos en momentos cotidianos. 

El desayuno fue interesante, divertido y si nadie nos oyese hablar pensaría que somos dos colegas que quedan para hablar de un proyecto cualquiera y no de BDSM. Fue muy ameno y solo cuando me movía recordaba que llevaba una jaula de castidad y que le había entregado la llave a la chica adorable que tenía delante. Después de dos horas de lluvia… de ideas, llegó la hora de despedirnos, todo el rato estaba pensando en si me devolvería la llave o no. 

Por suerte me la devolvió y nos despedimos con un abrazo. 

No sé qué será lo siguiente pero seguro que será interesante.

3 Comentarios

  • sumiso_catalan

    Muy buen relato, Lady. Como siempre, persona que contacta contigo, persona que acaba satisfecha. Estoy deseando como buen cachorro ponerme de nuevo bajo tus órdenes.

  • Uninvited Guest

    Excelente relato, como bien nos tiene acostumbados.

    Experiencia muy envidiable, cualquiera desearía estar en lugar de esa persona, porque no hay lugar mejor que a su lado; no importa si se trata de una sesión salvaje, de un simple trayecto en coche o una inocente comida a cualquier hora del día, el factor común es usted y eso es lo que nos contenta. Quizás unas situaciones contentan más que otras, pero yo al menos disfruto de cada momento a su lado como algo único.

    Lo que refleja este relato, dejando a un lado la sana envidia que nos pueda causar, es que cada experiencia con usted es distinta para cada persona, está adaptada para cada sumiso que se postra ante usted, literal o figuradamente. Lady Sadira no tiene un guión a seguir. Ella conversa, pregunta, se interesa por nuestras inquietudes o deseos, indaga en experiencias anteriores si las ha habido y de todo ello, aportando su amplia experiencia, sus ganas de juegos y esa vena cariñosamente sádica para dejar fluir una experiencia. Dirige, porque ella siempre tiene el mando de la situación, pero con un tacto y naturalidad con el que queda un buen regusto final sin saber que hemos sido actores dirigidos por la dura pero suave mano de lady Sadira.

    Ella es un amor, sádico con un toque dulce, y cada sumiso lo vivimos de manera distinta, única, en su presencia.

    Uninvited Guest

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