Un 8 de marzo perfecto
Esperemos que en un futuro no muy lejano, el día 8 de marzo pase de ser un día de reivindicación a uno de celebración. Ese día la frase “techo de cristal” significará tan sólo una ventana desde la que observar el cielo y las estrellas, mientras que habrá plena equidad en el reparto de las cargas familiares, todo el mundo entenderá que la igualdad salarial es lo normal y sobre todo habrá desaparecido la lacra de la violencia machista en todas sus versiones. El día que esto suceda, podremos decir que vivimos en un mundo mejor . Y que el día 8 de marzo es perfecto.
Mientras no se cumpla mi profecía, narraré lo que para mí puede ser una versión de mi 8 de Marzo perfecto:
Mi señora, Lady Sadira, a principios de marzo me citó para la mañana del día 8 en su casa. El Día de la Mujer. Me indicó que ese día sólo tenía una misión; hacerla feliz y que ella pudiese disfrutar de esa fecha tan señalada.
Con ese objetivo empecé mi (SU) día:
Mi primera parada antes de ir a su casa fue para comprarle el desayuno, y para que fuera perfecto fui a la mejor pastelería de Barcelona para comprar unos Canela Roll de los que tanto le gustan a Ella.
Al llegar a su casa, con las pastas aún calientes, la encontré aún durmiendo plácidamente en su cama, de manera que muy silenciosamente empecé a ordenar su casa, sin perder de vista en ningún momento si Lady Sadira continuaba durmiendo. Cuando vi que empezaba a despertar le serví los canela roll sobre una bandeja encima de la cama, junto con un té matcha. Aproveché para hacerle entrega de un pequeño regalo que le había comprado y me retiré para dejarla a solas con Ella misma.
Después de desayunar me pidió que continuase las tareas que me había encomendado: Ella quería pasar la mañana leyendo y si deseara alguna cosa de mi, ya me lo haría saber.
La mañana se me pasó rapidísima y casi sin darme cuenta ya era hora de prepararle la comida. Como Ella es una enamorada de Italia, le preparé una comida típicamente del país mediterráneo: De primero, ensalada de burrata con aguacate y gambas. De segundo, unos espaguetis a la carbonara, para los cuales me había hecho traer especialmente desde Florencia un buen trozo de guanciale y de pecorino. Para los postres compré un pastel de queso mascarpone, de los que le hacen la boca agua.
La cara de felicidad de mi Señora cuando le dije lo que había para comer me hizo sentir el hombre mas feliz del mundo; a veces no me doy cuenta de lo afortunado que soy de poder servir a Lady Sadira.
Después de comer me dijo que deseaba echarse un poco, que mientras se dormía le hiciese un buen masaje en los pies. Una vez dormida, terminé de ordenar la cocina.
Me indicó que a las cinco de la tarde la despertara, que nos iríamos juntos de compras. A mi cargo, por supuesto.
Ir de compras con Lady Sadira es genial, si bien algunas veces se torna un poco embarazoso; sobretodo cuando quiere te compres la misma ropa interior que ella y le dice abiertamente a la dependienta qué fin tiene el segundo juego de lencería. O cuando vas a una tienda erótica y sin cortarse te hace preguntas y comentarios en voz alta sobre algunos de los juguetes que venden, si su tamaño es el adecuado para tus agujeros y… bueno, ya os hacéis a la idea.
Tengo que decir que estas pequeñas perversiones hacen que te sientas más atraído por Lady Sadira.
No obstante, de camino a la tienda nos dimos cuenta de que en motivo del 8 de marzo mejor no ir de tiendas, ya que así no daríamos trabajo a las dependientas. Cambiamos de planes y nos encaminamos a dar un vuelta por el parque. Nada más entrar me puso el collar y la correa, ya que los cachorros en el parque tienen que ir atados. Al llegar a una zona apartada del parque jugó un rato conmigo tirándome palos y yo se los tenía que devolver.
A las siete volvimos a su casa, me ordenó que le preparase un buen baño de agua caliente con sales aromáticas y que una vez preparado, le trajese una copa de vino tinto de la Cartuja de Scala Dei. Mientras ella estaba en la bañera me puse en posición de espera, por si me necesitaba por algún menester. Observar a mi señora tan relajada en la bañera fue apoteósico, si bien por culpa de la maldita jaula de castidad resultó muy doloroso.
Al salir de la bañera me ordenó que le pusiese crema hidratante por todo su cuerpo. Como Diosa que es, su piel siempre tiene que estar perfectamente hidratada.
Me dijo que para cenar había quedado con sus amigas, y que después irían a tomar unas copas. A mi me dejó encerrado en la jaula que tiene en su casa, como un buen cachorro obediente. Y me dijo: Portate bien y te premiaré al regresar.
Al llegar me sacó de la jaula, y me dejó dormir a los pies de su cama.
Antes de dormirme solo pude pensar en una cosa: Soy feliz.
Os deseo un Feliz 8 de Marzo.
Un comentario
Uninvited Guest
Buenas tardes, Lady Sadira.
Gracias por un nuevo relato pensando en nosotros, sus cachorritos, máxime en un día como hoy.
Ojalá su profecía sea una realidad pronto, porque muchas personas lo deseamos también. Un mundo más igualitario en el que todas las personas tengan valor por quienes son, y no por su género u otros criterios absurdos.
Por alguna razón el relato que nos ha presentado creo que es sueño húmedo de muchos de nosotros, sus cachorros, jejejeje.
Sin más, esperando la próxima entrega de «Los Regalos de Sadira con cariño».
A sus pies, Lady Sadira
Uninvited Giest