Spa & vino
Todo comenzó hace medio año, yo había publicado un anuncio en un portal de internet anunciando mis servicios como Domina, al cual contestó este sumiso, íbamos a quedar, pero en el último momento lo canceló por problemas personales, no supe nada más de él hasta hace unas semanas, yo había borrado las conversaciones por email y por telegram así que cuando me habló no sabía quién era. Se presentó de nuevo por telegram y me comento un poco por encima lo que estaba buscando y cuál sería su tipo de sesión perfecta; una tarde de spa, cena y sesión, todo esto para mi grata sorpresa, no esperaba terminar mi semana relajándome en un spa y enculando a un sumiso en un lujoso hotel de Bcn centro.
El sábado por la tarde estuvimos hablando sobre como ibamos a quedar, pero no concretamos hora, así que el domingo por la mañana le escribí para saber si el plan seguía en pie, ya me había cancelado una vez en el último momento y no confiaba mucho en él. Para mi sorpresa a esas horas él ya estaba esperando en el hotel, yo acababa de llegar de correr y tenía que ducharme y echarme una siesta antes de poder tener una sesión tan larga esa tarde-noche. Me desperté de la siesta y tenía un mensaje de él para acabar de confirmar la hora, le conteste mientras me tomaba un café y terminaba de despertarme, fui a la ducha, me arreglé y salí de casa.
Le avise cuando estaba cerca del hotel que estaba llegando, cuando llegue a la puerta del hotel no estaba esperándome, mis malos pensamientos ya revoloteaban por mi cabeza, no podía ser tan bonito para ser verdad… espere, le llame y rápido contestó que lo sentía mucho y que ya bajaba a buscarme.
Hicimos el checking y subimos a la habitación, la primera impresión fue buena, era un chico muy mono, de unos 35 años, iba de negro completo bastante casual, Llegamos a la habitación y empezamos hablar de lo que esperaba que ocurriese unas horas más tarde, le enseñe los juguetes que guardaba en mi mochila, mientras nos cambiamos para ir al SPA. Nada más llegar nos metimos en la sauna seca, mientras íbamos alternando saunas y piscinas, hablamos de las relaciones amorosas modernas, el poliamor, relaciones abiertas, relaciones BDSM. Acabamos nuestro momento en el SPA, fuimos a la habitación a cambiarnos y de ahí a un restaurante enfrente del hotel a picar algo, nos pusimos en la mesa de la entrada, una mesa alta con unos taburetes, para comer una ensalada de burrata y un tartar de salmón acompañado por una copa de Ribera, continuamos hablando de nuestros viajes, de la vida, hablando de todo y de nada. El restaurante se iba llenando conforme seguíamos hablando y comiendo, que suerte habíamos tenido de haber llegado en el momento oportuno y es que hay ocasiones en que la vida hace que todo sea sencillo. Acabamos la cena y era la hora de subir a la habitación a pervertirnos un rato.
Ya en la habitación no podía meterme en el papel que me tocaba asumir, después de unas cuantas horas junto a este sumiso lo veía más como un amigo que como alguien a quien tuviese que someter, pero todo esto cambio en cuanto se empezó a desvestir y vi sus calzoncillos negros con corazones rojos, hay cosas que me hacen gracia y facilitan el trabajo de sentirte superior a los demás, el reírte de un hombre mayor que tu con unos calzoncillos de ese estilo la verdad que es uno de ellos. En lo hablado anteriormente había dicho que le interesaba el ballbusting y la humillación pero no estaba tan interesado en el sexo anal, ya que en otras ocasiones no había estado lo suficiente excitado como para que la experiencia le llenase, ya tenía mi propósito de la sesión, hacer que disfrutará de la estimulación anal, probamos frotando con los dedos, introduciéndolos, con las bolas chinas, con el dildo pequeño, para no gustarle quería probar todo, yo estaba como en Disneyland, que alguien que en un principio te dijese que no estaba “into” la estimulación anal y acabase pidiendo y pidiendo más juguetes, no iba a ser yo quien dijese que no… a cuatro patas le tenía a mi merced, mientras le estimulaba el ano le azotaba los huevos, como se movía, como gemia, cual putita para mi, una fantasía, mi ego se iba creciendo, así estuvimos un buen rato, se iba a correr y paraba en ese momento, 4 veces ocurrió. Con su ansia de probar a introducir cositas en su culito pidió que le metiese mi dildo rosita (que no te engañe, es el más grande que tengo) pero todavía no estaba preparado para el tamaño de mi polla, así que la saque y le di un descanso, su culo y sus huevos ya estaban lo suficiente doloridos. Me senté en el sofá y él se puso a cuatro patas enfrente para ser mi reposa pies, mientras hablábamos de vez en cuando le daba patadas en los cojones, continuamos hablando un rato más hasta que fue la hora de la despedida.
De camino a casa no me podía creer lo que había pasado esa tarde, me había sentido tan viva, tan comprendida, por estas experiencias es por lo que me metí en este mundo y no puedo estar más orgullosa de mi decisión.
Un comentario
Uninvited Guest
Saludos nuevamente, mi estimada Lady Sadira.
De nuevo nos regala el placer de otra entrada en su blog con una de sus experiencias contada de primera mano. Un regalo para nuestras pervertidas mentes y un grato ejercicio para nuestra imaginación, dando rienda suelta a imágenes de sádica perversión. Y es que aunque las experiencias con Usted son únicas, sin guiones. siempre son fantásticamente inigualables y, a su vez, inolvidables.
Gracias por recordarnos, con estos relatos personales, lo que es vivir una sesión con Lady Sadira. Tan cariñosamente sádica. Tan imaginativa. Tan eficiente. Tan única.
Gracias por mantener la llama en mi mente, en mi alma y en mi corazón, que le pertenecen.
Qué ganas de agendar nuestra próxima sesión, Lady…
Uninvited Guest