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El primer cafe con Lady Sadira

Este sábado quedé por primera vez con Lady Sadira. Cita a ciegas, ya se sabe… Chica y chico que han contactado virtualmente quedan para conocerse, tal hora, tal lugar, y algunas frases típicas: “cómo vas vestido”, “dónde estás”, “yo ya estoy aquí”.

Lady Sadira es feliz. Entró radiante, curiosa y con una sonrisa que le salía de dentro y le llenaba el rostro y la mirada. Parecía una gata. “Hola, ¿tomamos algo? Pedimos y buscamos un sitio para sentarnos”. Yo me sentía nervioso, había llegado un poco pronto y la espera se me había hecho eterna. La saludé, me alegré al verla. Sí, es guapa como dicen. Tiene una mirada dulce pero que por algún motivo me hizo bajar la mía. Luego me he dado cuenta de que la vi poco a los ojos porque ni siquiera consigo recordar su color. “Aguanta”, me dijo. Y me dio un bolso de cuero muy grande que llevaba colgado de uno de sus brazos. “Pesa”, le dije, y me lo coloqué en el hombro. “Imagina lo que hay dentro”. Oppppssss… Me di cuenta en seguida. No, no era una cita a ciegas al uso. Y más que imaginar el contenido del bolso comprendí el porqué de su sonrisa. Una gata que venía de vivir una experiencia intensa y placentera y ahora rondaba curiosa a su próxima víctima.

Aunque yo llevaba tiempo en la barra, la chica que nos atendió sólo se dirigió a Ella. “Creo que se ha dado cuenta de quién manda aquí”, bromeé yo con Sadira. Y fuimos a sentarnos.

Además de feliz, Sadira es sutil. Va tomando el control poco a poco y una de las primeras cosas que hace es buscar la comodidad tanto suya como de la otra persona. Y hablo de comodidad en sentido amplio, es decir, física y psicológica. Eligió los asientos de forma tal que, aunque estábamos en un sitio público, yo me sentía seguro porque quien pasara sólo podría verme de espaldas, mientras Ella, en cambio, controlaba un gran campo de visión tras de mí.

“Háblame de ti, qué experiencia tienes y cuánto tiempo llevas en esto”. Las preguntas de Sadira son directas y ponen en aprieto. Empecé a hablar rebuscando en mi memoria e intentando articular lo mejor posible. La sensación era extraña, seguía nervioso pero a la vez me sentía cómodo y tranquilo, y a medida que las palabras fluían, deseaba compartir más y más. Sadira escucha, y además, escucha mucho. Mira fijamente, como una gata, y pone una gran atención a lo que dices. De vez en cuando te interrumpe para pedirte alguna precisión o para compartir una opinión, pero cuando hablas, realmente notas que le importa todo lo que le estás contando. Creo que hacía mucho tiempo que no tenía una conversación así, había algo de hipnótico y de meditativo.

“Y qué te gusta”. Sadira tomó mi taza de café, escupió mucha saliva en él, volvió a colocar la taza sobre la mesa, subió las piernas y las apoyó sobre las mías. Esto no puede estar pasando, pensé. Empezaba a estar excitado. Quien nos mirase pensaría que éramos una parejita de novios, pero no. Ella tiene su amante y una vida sexualmente satisfecha. Y yo estaba ahí, compartiendo mi intimidad ante una Mujer que acababa de conocer, y sintiendo como mi voluntad se iba escurriendo ante su Poder. “Me gusta el Poder”, me dijo. Y acercó su rostro al mío. “Dame las manos”.

Sadira sacó una correa de cuero y ató mis muñecas, “¿sabes que este finde viene mi amante a visitarme?”. Empezó a hablarme de Sí misma, de sus deseos profundos, de las ventajas de ser Mujer y del descubrimiento de su Poder. “Eres adorable, no te esperaba así, me gusta como miras, lo haces con devoción”. Yo seguía hablando, escuchando y respondiendo a sus preguntas, mientras que por dentro iba sintiendo un gran deseo de ser raptado por Ella, que me tomara allí mismo y me llevara a un lugar lejano donde sólo estuviéramos Ella y yo, para que haga conmigo lo que quiera sin tener que pedir permiso nunca por nada. “Bebe”, me dijo, y cogí la taza como pude y empecé a beber.

“Hay cosas nuevas que quiero probar”, me dijo mirándome con las pupilas abiertas. Yo me sentía en el cielo, en el nirvana, como si Ella leyera mi mente y se anticipase a mis sensaciones. Y hablamos de látigos, de cuerdas, de latigazos y de más latigazos. “Me gustan los latigazos”, le dije, “duelen mucho”. “Quiero ser una experta con el látigo, quizás te use. ¿Cómo te sientes ahora?”. “Con un gran deseo de entregarme”.

Yo no quería que aquello acabara, pero tenía que irse. Este finde viene su amante y está expectante, llena de vida y de deseos por satisfacer. Sé que el sexo que tendrá será insuperable y que sus orgasmos alcanzarán los niveles más altos de plenitud sexual femenina. Pero antes quiere volver a verme. Me ha pedido que le compre lencería para estrenar con él y, sobre todo, que no me olvide de traer también una jaulita de castidad, el candado y la llave.

3 Comentarios

  • Uninvited guest

    Buena lectura para un viernes por la tarde, sin duda alguna, Lady Sadira.

    La experiencia me parece sencillamente increíble y me da mucha envida, he de decir. Además lleva el sello Sadira desde la toma de contacto virtual hasta el final, y su continuación… Refleja con exactitud y detalle qué es una experiencia con Usted; imprevisible, sorprendente, morbosa, con una capacidad de embrujar y robarte el alma de manera que uno no puede resistirse.

    Como siempre, ELLA, USTED, ÚNICA. La chica corriente que es capaz de hacer aquello que desee hacer con su víctima. Sin resistencia. Con obediencia. Total devoción.

    Me encantan estas lecturas que profundizan en el significado de un rato con Lady Sadira. No importa que sea una sesión o tomar un «simple» café, su presencia torna la más «normal» de las actividades en una montaña rusa de sensaciones ante la que sólo cabe el dejarse llevar. De su mano todo es increíble. Y es MUY adictiva…

    Gracias por ser usted misma, Lady Sadira. Agradecido de todo corazón.

    Uninvited Guest

  • marc perrz rovi

    Lady Sadira es una Diosa de pies a cabeza, recuerdo el primer dia que quedé con ella diis mio el mejor cafe de mi vida despues de beberselo empezo a escupir en el vaso hasta casi llenarlo,fue un encuentro maravilloso indescrptible, nunca he estado con una Diosa tan implicada y tan maravillosa como ella

  • Sumie67

    Con el sello que le caracteriza Lady, espontánea, sugerente, excitante y con mucho morbo. Me entran unas ganas tremendas de quedar y seguir donde termina el relato.🔥

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